lunes, 15 de noviembre de 2010

Hablando cosas raras para gente normal IV

Por cuestiones laborales me toco viajar a Bahía Blanca y me di cuenta que ir de viaje de trabajo es totalmente distinto. Tenes que acomodarte a una rutina diaria, ir a laburo de tal a tal hora, sin tu casa, ¿a donde vas a comer? Es tristísimo comer solo en un restorán. Y cuando volves, vas a un hotel…todavía no entiendo bien la lógica de los viajes laborales…lo que lo vuelve mucho más complicado de lo que parece. Como hacen los viajantes de comercio? Siguen existiendo los viajantes de comercio?

Cuando dejas de ponerle expectativas a un viaje que no tenía porque tenerlas, comenzás a disfrutar de él.

Bahía Blanca es una linda ciudad promedio, con su centro alrededor de la plaza principal, donde (como en el 99% de la Argentina) se encuentra la municipalidad, una iglesia, el banco, y algo que parece que en otra época fue la policía. Al hospital lo mandaron más lejos pero eso, por decirlo de alguna forma, paso recientemente. Tiene un aire a Mar del Plata, el tipo de casa, el viento, y la imperiosa necesidad de parecerse a la capital…cosa que no creo que sea necesaria.

Internet soluciono algunas cosas, pero hoy en día no logra que comprar un pasaje de avión sea algo sencillo. Tres días, cuatro personas involucradas, plata de por medio e incertidumbre, para que después de dos días te manden un mail diciendo que “ese” es tu boleto de avión…tendríamos que haber comenzado por el final.

A la noche le mande un mensaje de texto diciéndole que la extrañaba y que todo estaba bien, que pronto me iba a Mar del Plata y me dormí pensando en ella, en esas madrugadas en que aparecía en casa para dormir juntos. Y de madrugada me llegó su respuesta preguntándome si estaba despierto. Era obvio que no, pero me conecte a internet y hablamos un buen rato. Conexiones extrañas, me niego a creer en ellas pero a veces no queda otra que rendirse a las evidencias.

Fui al rectorado de la Universidad del Sur a ver un ciclo de cine (auspiciado por el colegio de médicos!!!) en donde pasaron “Una noche en la opera” de los Hnos. Marx. Yo no soy fanático de las pelis en blanco y negro, ni del cine arte (aunque creo que algunos clásicos tienen que ser vistos) y teniendo en cuenta el tenor de la película, y el hecho de que se quieran parecer a Buenos Aires, pensé que era un buen lugar para cruzarme con gente de mi edad, “loca, loca” como la que uno podría cruzarse en Palermo. El tema es que toda la gente que estaba en el auditorio debió haber estado en el estreno de 1936.

La demostración de juventud más patente que he visto fue un tipo haciendo malabares, un grupo de chicos/as colgados de un árbol con una cinta verde haciendo piruetas (muy buenos) y yo que estoy escribiendo esto en el banco del Parque de Mayo.

En este lugar hay una fascinación extraña por andar en rollers, los he visto de todos tipos y colores, más tuneados que un auto…me resulta tan extraño como el tipo que juega al ping pong “de verdad”.

En cinco días he notado, (no sé si con certeza, todas estas son apreciaciones personales) que hay una franja etaria casi desaparecida, otro fenómeno que iguala a Bahía con otras ciudades de Argentina. Muchos jóvenes se van a la Capital Federal, a La Plata o a Mar del Plata a estudiar. Y en las plazas terminas viendo infantes y gerontes

Este fiscal comenzó a recolectar y evaluar las pruebas que tenía en su poder para poder determinar el “delito” (pido gancho!:utilizo los termino con licencia literaria) que se veía flagrante. Y al llegar a su oficina se encontró con alguien que bien parecía el juez, ya que dictó la siguiente sentencia: “Bahía Blanca es aburrida”. Sr. Juez aquí termino mi tarea.

La vida de hotel no esta tan mal para estos casos, en que tenes que laburar, tenes la cama limpia y tendida, tele, internet, desayunas mejor que en tu casa…pero estoy con la sensación de que algo no pude apreciar de esta ciudad. Habrá que volver para darnos otra oportunidad.