jueves, 24 de junio de 2010

Hablando cosas raras para gente normal II

Otra conclusión a la que llegue es que se puede prescindir de las consonantes para gritar. Uno puede andar por la calle y tratar de para el colectivo estirando el brazo mientras vocifera un “EEEE…EEEE”. También podemos ver el ejemplo del tenista enojado que en medio del partido grita “AAAAAAAAAAA, que mal la estoy pasando”
Si vas por la playa y viste al barquillero ¿Cómo lo llamas? Seguramente le chistas al paso y le tiras un “ei, ei”. Hasta en un grito de dolor se pueden dejar a las consonantes de lado. En cualquier partido de fútbol, cuando estas en la tribuna viendo como ataca el glorioso, que pasa entre medio de dos defensores, deja clavado al tercero que le sale al cruce, se pone en posición para rematar, mientras el arquero desesperado va a atorarlo y el gran delantero le pega con todas sus fuerzas mandándola a la tribuna, en el mismo momento en que todo un estadio y la gente que lo mira por TV pega un grito único y coordinado: UUUUUUUU!



La “h” es una de las letras más ladina que se hayan conocido. Por ser muda parece que le dio por el rencor, y se suma a las vocales cada vez que uno escribe una onomatopeya de grito. Ahí la tenes muy tranquilita quitándole protagonismos a un furioso “eeeehhh!” o cosas por el estilo. No tenemos que olvidar que, como gran estratega que es, para tener un poco de voz en todo nuestro vocabulario también se alió con la letra “c” otra jodida de la ortografía, formando una fonética que no se parece a ninguna de las dos. Por algo García Márquez quería eliminar a la “h” del alfabeto

miércoles, 23 de junio de 2010

Hablando cosas raras para gente normal

¿Te diste cuenta que para gritar es fundamental tener vocales alargadas? Proba.
Anda con alguien a la calle uno en cada esquina y pega el grito che, me escuchas? Para que el otro conteste hola.
Seguramente va a ser algo así: Cheeee, me escuchaaaaaaaas! Y el otro dará la voz: Hoooolaaaaa!
¿Como se llega a la convicción de que las vocales alargadas son ultra necesarias para gritar? En la misma calle con el mismo amigo, trata de gritarle de vereda a vereda chchchchchche, mmmmmme, essssscccccuchchchassss! Es imposible. Pensá en el esfuerzo de pronunciar por varios segundos una “ch” tras otra o la conjunción “sc” y ni que hablar de tratar de alargar la “h” que todos recordaran que como primera letra de una palabra es muda, gritar con una letra muda es el colmo.



Dos personas hablan por teléfono, están a varios kilómetros de distancia. Una de ella dice: No exageres, soy de las que creen que mucho ruido y pocas nueces.
Entonces él, que esta dando vueltas por ahí piensa hasta que llega a la conclusión. Voy a extrañarte en silencio para que no confundas querencias con espamento.

martes, 15 de junio de 2010

...si siempre estoy llegando...

Esta semana es bastante particular. Primero porque hubo cosas que salieron de la galera: un buen espectáculo, un "sí, prometo", un buen recital y buena compañía, pero también un lindo dolor de espaldas y un dedo doblado. A veces siento que me hago viejo muy rápidamente, y algunos dolores me lo confirman. Sumado a todo esto llueve desde hace cuatro días, y a uno se le va acercando la melancolía… que parece ser una especie de cosa que se alimenta de la falta de esa luz brillante y cegadora, más conocida como el sol.
En todo momento estuve acompañado de grandes amigos, de colegas (que según me contaron, es ser más que una persona conocida y menos que un amigo) y de gente nueva que realmente me agrada y con la que comparto muy buenos momentos.
En este último tiempo he recuperado cierta vitalidad que estaba escondida en algún lado, que se reveló y decidió salir con todas sus fuerzas; pero, insisto: hace cuatro días que llueve, y las ganas flaquean ante el “mostro melancólico”
¿Cuál es la idea deforme de todo lo que escribí hasta el momento?. Recordar que siempre hubo gente ahí, apoyando poniendo la oreja, o recibiéndome de vuelta en el barrio…y ahí es donde me di cuenta que nunca me fui del barrio…que siempre estoy llegando…"

jueves, 10 de junio de 2010

Revistas de inmobiliarias

Me persiguen, se mezclan con las otras para agarrarme de sorpresa. ¿Sabes lo feo que es sacar la revista de los beatles y encontrarte con inmobiliaria sarpi le ofrece sus servicios?
Desde hace 1 año no logro separarme de ellas, están en el baño, atrás de papel higiénico.
En el rincón de la mesada, cuando vas a buscar un poco de papel viejo para poner en la pileta mientras pelas las papas te sale al cruce, como si fuera el más férreo defensor del ascenso, un tal Coronado con frases incomprensibles como exc. 2 amb s/exp MBE $L/G. Nunca entendí quien puede poner esos anuncios. Poder entenderlos te lleva tanto tiempo como el profesorado de Ingles.
Hace unos días revisando, buscando cosas entre papeles viejos, salio una revista con anuncios de hace un año…¿Como fue que quedo guardada? ¿Camino hasta ahí, la llevo el viento? ¿La llevo el mismísimo maula?
Están agazapadas, la más mala de todas ellas, atacó por la espalda, en el lugar donde menos lo espera. Hay una pila de diarios viejos en el patio de mi casa, los que uso para que mi perra haga sus necesidades, en el momento en que voy a buscarlos me encontré con el forro de P. Yaryura de hace dos meses con su emprendimientos de semipisos en Caseros…
Malditas revistas, ¿Cómo sacármelas de encima?

miércoles, 2 de junio de 2010

Esa Casa

Es domingo y son las seis de la mañana, recién llego, entro a la casona vieja, al zaguán, saludo, me saco las pilchas y tomo unos mates mientras va clareando en el ventanal gigante que da al patio. Después de hablar un rato, de preguntar como va todo, como viajaste, tuviste frío, me voy para el cuarto.
Cuanto hace que no entraba ahí solo, que cambiando de que esta, nos pasaron los años, a mi y a esas cuatro paredes que parecen tener ojitos en fila desde el zócalo hasta dos metros. Rechinan las maderas del parquet, les falta el brillo que una vez les conocí, ellas son las primeras astillas que se me clavaron en los pies. Miro de nuevo y ahora veo la pintura desgastada, que ya no esta el viejo póster que alguna vez colgué, me encuentro con un altar budista, sin la mesa de luz con la parte de arriba de marfil, todo esta cambiado…yo también.
Hacia mucho que no me quedaba en ese cuarto solo, mucho tiempo que no me acostaba en la cama que era de mi abuelo. Quien se acueste por primera vez en ella, va a pensar que es de lo más incomoda, el colchón de lana apelmazado por los años, la sabana gruesa de algodón que raspa solo un poquito, la frazada pesada. Esa casa que gran parte de mi vida me cobijo.
Salgo a buscar un poco de agua y la radio se escucha a lo lejos… ella también se fue a acostar y como siempre se quedo dormida con la radio prendida.