He descubierto algunas relaciones extrañas entre partes de mi cuerpo con el mundo exterior. Una especie de historia de intriga, pasión y odios digna de una novela venezolana (más bien parecida a las que están mal realizadas).
No sé muy bien si esto estará relacionado al anuncio del fin del mundo por parte de los Mayas, o si se debe a que comencé el 2012 con bastante tiempo libre, pero dándole vueltas al asunto termine viendo la relación amorosa que existe en el agua y mi barba; a la cual no importa cuanto la seque después de bañarme siempre va a terminar liándose con ella. Esta relación generalmente sale a la luz cuando voy a ponerme una remera que termina húmeda en la parte del cuello cuando pasa por la zona cubierta de vello facial que va desde la mandíbula hasta la nuez de adán (por lo menos en mi caso). Las relaciones amorosas entre mi barba y el agua se extienden a otros ámbitos como por ejemplo la lluvia o una botella llena del líquido elemento mencionado.
Y ya que mencionamos a la nuez de adán ella tiene un enfrentamiento a muerte con todo aquello que posea cuello y que se atreva a tocarla. Vale aclarar que mi nuez es más bien grande y puntiaguda, lo cual le da un aspecto que podríamos relacionar a un carácter de mierda, cosa que podemos comprobar en los pocos momentos en que se cruza con una polera o con uno de esos sacos con cierre hasta la garganta. Mi nuez no permite, casi bajo ningún punto de vista, que algo se cierre sobre ella sin entrar a protestar, generalmente provocando molestias y carrasperas. Por ahora solo hemos llegado aun pequeño acuerdo con respecto a las bufandas, mientras ella no se posen con muchas ganas sobre ella, las tolera y así yo me ahorro varios morlacos en remedios para la gripe y los resfriados.
En un principio esto puede entenderse como que las jodidas son las zonas altas, pero los medicamente conocidos como testículos (aunque en la familia le llamamos huevos, que es un apodo más cercano) no se quedan atrás, sobre todo porque son los más jodidos, son como la mujer (o el marido, da igual) casado con los bóxer que cada tanto por necesidades insatisfechas o por puro aburrimiento lo engañan con los “slips” que son como el tipo feo y sensible al que le da bola la mina más linda del barrio, al que le dicen que lo quieren mientras leen un mensaje de texto y se emociona, al que le hacen creer que es importante cuando en realidad lo están utilizando, porque al final del día los huevos siempre vuelven con el bóxer.