*Hay un límite para todo, incluso para mirar hacia atrás. En dónde está esa línea que no hemos de cruzar… queda a gusto del consumidor.
*En algún lugar de España personas de varios países latinoamericanos se juntan a almorzar, ninguno se conoce demasiado ya que todos son recién llegados, incluso entre aquellos que comparten nacionalidades. Sin entrar en detalles alguien pregunta por la fama de histéricas de las mujeres argentinas. Quiere el destino que siempre pone a uno o más argentinos en los lugares donde pasan cosas importantes, que en la mesa se encuentren dos argentinos y una argentina que ante la consulta siente la necesidad de defender el género al que pertenece, sin contar con que los dos tipos nacidos en los alrededores del Río de la Plata puedan desmoronar su coartada. Es así que uno de ellos dice al resto de los comensales:
-Cuando vos te vas a encarar a una mina argentina tenes tres posibilidades. La primera es que a la mina no le gustes ni un poquito y por lo tanto...
-No te de bola – interrumpe el otro argentino.
-La segunda es que la tipa no sepa si le gustas o no…
-y no te de bola – nuevamente completa el otro.
-Y la tercera es que a la mina le encantes, pero por las dudas…
-No te va a dar bola. – nuevamente completa el segundo argentino.
Es así como se resume la historia de la vida amorosa del noventa por ciento de los hombres argentinos promedio.
*¿Sera cierto eso de que hay gente que se levantan a media noche porque los asalta una idea inspiradora? Yo la verdad es que no puedo, me ganan las ganas de quedarme acostado, en la cama caliente, acurrucado. Cuando estoy entredormido y creo tener una gran idea siempre confió en que al otro día la voy a recordar, sobre todo porque es una idea genial que no puede perderse por ahí… pero no pasa… puede que las ideas no sean buenas o que haya que cambiar el modo de registro.
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