Cinco
alumnos se encuentran delante de la mesa examinadora en alguna universidad
relacionada a las ciencias sociales, todos a punto de rendir su primer parcial.
Uno
de ellos comienza a ser examinado:
—Hobbes
un amante del absolutismo monárquico… «¿Qué le pasa?, me está poniendo
nervioso.» ...decía que... «Si me toca de nuevo... grito, y que quede como el
culo, me importa muy poco» ...esta era la forma de gobierno que... «Ah bueno,
ahora me agarra la mano... no se siente tan mal» ...permitía el mejor desarrollo
de las personas y la comunidad.” «Por suerte este tipo me dejó parar, ¿se habrá
dado cuenta que estábamos nerviosos?»
«Ahora
está hablando ella y todavía no me suelta la mano. Tiene una piel suave, debe ser la típica piel
de durazno de las publicidades, y que blanca… parece… no sé qué parece.»
—Locke
era el representante del liberalismo… «Con este bocadillo sumamos algo más, y
lo mejor es que ahora me aprieta la mano después de cada frase, es la clave, me
da ánimos cada vez que digo algo que puede estar bien. Yo no puedo ser menos, lo debo hacer por
gentileza y además ya medio que somos un equipo, así que ahí vamos. Espero que
se sienta más confiada.»
«Me
hace una caricia nerviosa con sus dedos, me dan cosquillas y la verdad es que
me da un poco de picor, pero se siente bien y sería mejor si pudiera rascarme
un poco»
—La
Revolución Francesa se gestó en el año
1789... «frase a frase los dos
vamos aprobando.»
Le
preguntan otra vez a ella y está temblando, «seguro que esta no la sabe; ni
siquiera sé si se da cuenta de cómo le vibra el cuerpo. Yo tampoco me había
dado cuenta de que estuviéramos tan pegados el uno con el otro. La cuestión es que si el profesor se llega a
dar cuenta la va a acribillar a preguntas. Tiene que existir una forma de
llevarle algo de calma… una caricia en la pierna parece que sirve, por lo menos
ahora habla más tranquila.»
—La
diferencia entre Estado y Nación... «¡Perfecto! Un dúo imbatible, y lo bien que
se siente rendir un parcial así con ella, no sé por qué pero que esté tan nerviosa
me da más tranquilidad.»
La
tortura se termina después de un rato y recién ahí él puede mirarla bien a la
cara, es preciosa, sobre todo ahora que tiene una mirada distendida, parece estar
un paso más allá de cualquier cosa. Después del examen está diferente, ve una
chica tranquila con una belleza caoba que se desprende en el aire, como si ese
color y ese olor solo pudieran ser de ella.
De
repente se aleja del grupo con el que estaban rindiendo, la
verdad es que la ve alejarse mientras habla con el profesor sobre roedores
suicidas y luego en el pasillo de la universidad entre compañeros que se
preguntan cómo les fue. La ve venir, toda presencia caoba, a donde estaban
charlando.
—Bueno,
me voy, si alguno vive para el lado de
Caballito lo puedo tirar con el auto —tiró al aire.
—No,
pero con lo nerviosa que estabas no me arriesgaría a viajar con vos —contesta
uno en tono gracioso.
—No,
yo vivo para el otro lado —le dice encabronado con los puntos cardinales.
—Nos
vemos la semana que viene, buen fin de semana, suerte —les dice a todos mientras se va caminando hacia la
salida.
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