viernes, 14 de noviembre de 2008

¿Que horario tenes?


Desde hace unos días tengo la sensación de que los tiempos me superan. Uno vive pendiente de los horarios para hacer las cosas y hay horarios para todo. Tenes que levantarte a las 6, para salir a las 7, tenes que llegar a un montón de lugares a distintos horarios, a las 9 al trabajo, a las 11 al banco, a las 13 te esperan a almorzar, pero no te pases de las 14 que se termina el horario para comer. Salís a las 18, pero 18.30 siempre hay algo que hacer y generalmente fuera de casa; por lo que tenes que tener en cuenta a que hora volverte, o sea, tenes más de un horario de salida, salis del trabajo para tu casa y tenes que ponerte un horario para irte a dormir, porque si no lo respetas mañana no te despierta nadie. Ah! y tene cuidado por que a los problemas de horarios con los trenes, los colectivos y los impuntuales, le sumanos el cambio horario, y la hora del este se confunde con la del oeste si no miras bien la pantalla de la tele.
Los horarios, que tema para el que necesitaría más tiempo, y justamente hoy eso es lo que me falta...

Para que no se queden dormidos, dejo algo más de Cortazár para escuchar y para leer.


Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj





Instrucciones para dar cuerda al reloj


Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.