Como me duele. Enterarme que se confirman todos aquellos pensamientos que pedía a gritos que fueran mentira, yo quería, te juro que quería estar equivocado, que pudieras decirme que estaba pensando cualquier cosa.
Tengo algo dentro de la panza que no me permite comer, ni tomar agua.
Quería enojarme hasta el límite para terminar de una vez con toda esta sensación que no me deja estar tranquilo. Quería volver a empezar.
Quiero confiar y recibo la cachetada más dura… Saber que mentís, que no podes mantener tus propias promesas, que podes acusarme, levantar el índice y apuntarme a kilómetros de distancia y al final por cualquier lado haces agua. Termino sabiendo que no tenes la autoridad para recriminar nada, que te cagaste en todo, desde lo más importante hasta en los detalles. Me da vueltas el estómago. Después de todo...
Me duele. Enterarme así, una vez más, que soy el ultimo orejón de tarro, que no queres o no podes tratar de darme algo, un poquito de lo que necesito, una esperanza que tengo que dármela yo mismo para seguir apostando a esto. Aun cuando me decís que me queres.
Hoy no sé que pensar. Si no podes o no queres es lo mismo. A mi me duele igual… y no sé si te importa.
(Quisiera poder gritar como esa mujer, si por lo menos me sirviera para desahogarme)
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