martes, 28 de diciembre de 2010

Disculpe Señor

-Disculpe Juan ¿puedo hacerle una pregunta?... es un poco personal.
-No sé qué quieres preguntarme, pero adelante.
-¿Qué ve cuando la mira?

Yo veo una mujer hermosa, con tanta fuerza. Sé que es joven pero ¿realmente no ve esa luz? La energía que irradia en su sonrisa, en su mirada.


Ahí delante suyo hay una mujer curtida y alguien que vive sus sentimientos de la forma más autentica que he conocido… que llora y ríe con la misma sinceridad, que emociona con su piel...

Veo a la niña que no conocí, a la chica que es, a la madre, también a su madre y la de su hermana, veo a la abuela que será. Veo la rebeldía con ciertas formalidades, aunque a veces se rebela solo para pelearme. Veo a una persona tan dulce, tan tierna y es raro porque hay días en que la veo frágil y otros en los que es un roble o como ese campanario.
Veo un mundo, un vientre, un estetoscopio, un par de anteojos, varios collares, algunos lunares, una risa contagiosa, le veo sus caras raras cuando juega, le veo la pasión – pero no crea que le hablo de “esa” pasión, aunque también la tiene –
Le veo tantas cosas que ahora me estoy olvidando, hasta veo las cosas que todavía no descubrí, le veo tanto amor.
Sabe Juan, soy tan injusto diciéndole las cosas que veo. Porque me faltan las palabras para mostrarle tantas otras cosas…

¿Ahora me podría decir que ve usted?

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