Esta semana es bastante particular. Primero porque hubo cosas que salieron de la galera: un buen espectáculo, un "sí, prometo", un buen recital y buena compañía, pero también un lindo dolor de espaldas y un dedo doblado. A veces siento que me hago viejo muy rápidamente, y algunos dolores me lo confirman. Sumado a todo esto llueve desde hace cuatro días, y a uno se le va acercando la melancolía… que parece ser una especie de cosa que se alimenta de la falta de esa luz brillante y cegadora, más conocida como el sol.
En todo momento estuve acompañado de grandes amigos, de colegas (que según me contaron, es ser más que una persona conocida y menos que un amigo) y de gente nueva que realmente me agrada y con la que comparto muy buenos momentos.
En este último tiempo he recuperado cierta vitalidad que estaba escondida en algún lado, que se reveló y decidió salir con todas sus fuerzas; pero, insisto: hace cuatro días que llueve, y las ganas flaquean ante el “mostro melancólico”
¿Cuál es la idea deforme de todo lo que escribí hasta el momento?. Recordar que siempre hubo gente ahí, apoyando poniendo la oreja, o recibiéndome de vuelta en el barrio…y ahí es donde me di cuenta que nunca me fui del barrio…que siempre estoy llegando…"
2 comentarios:
Pero que bien editado está éste artículo! Pero me agrada más saberme entre esos amigos/hermanos!
Te quiero!
abueloooooo!!!!!
estoy de acuerdo. es lindo ver todos los que estan ahí.
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